sábado, 30 de enero de 2021

MI DAMA DE LAS CAMELIAS

No era ni alta ni baja, ni rubia ni morena, ni gorda ni flaca, pero algo en ella llamaba mi atención. Quizás fuera su vestido de gala, su capa o su peinado pasado de moda o sus anticuados adornos de bisutería, que le daban un aspecto entre vintage y kitsch, no lo se. 

Me acerqué a ella con alguna escusa y de repente me cortó diciendo "Caballero, no hemos sido presentados". ¿Qué no habíamos sido presentados? Pero ¿en que siglo vivía esa mujer?. Decidí seguirle la corriente y me presenté formalmente, eso pareció agradarle y me invitó a ver junto a ella, el estreno de la ópera, que estaba a punto de comenzar. Acepté su ofrecimiento, ya que la localidad que me ofrecía en aquel palco, era mucho mejor que la que yo tenía en el patio de butacas.

Una vez terminada la función, la invité a tomar un "refrigerio" como ella lo llamaba, a lo que ella aceptó. Pasamos un rato agradable,  por lo que decidimos repetir la experiencia, cuando se extremara la siguiente ópera, de las que iba a representar una compañía durante varios días. 

Me di cuenta de que me encontraba a gusto con ella. Fue un suerte encontrar a alguien que compartiera mi amor por la ópera, en estos días en los que este género no esta precisamente de moda, y nuestra amistad se consolidó. Yo le llamaba "mi Damas de las Camelias "porque había algo en ella que me recordaba al personaje femenino de aquella obra, y  cuando se lo comenté me dijo;- No sabes cuan cerca estás al llamarme así. Me pareció extraño ese comentario y no le encontré sentido a sus palabras, pero todo en ella era tan extraño y sin sentido, que no me sorprendió.

La temporada de ópera llegaba a su fin y el día que se estrenaba la última obra, estaba esperando en el vestíbulo del teatro a que llegara, pero se estaba retrasando. Eso era algo extraño en ella pues siempre llegaba puntual. Avisaron de que comenzaba la función y entre en el palco sin dar mayor importancia a su retraso, pero no apareció. Me pareció extraño pues, la obra que representaban ese día, era una de sus favoritas, quizás estaba indispuesta o un imprevisto de última hora, le abría impedido asistir.

Pasadas algunas semanas volví al teatro. No había sabido nada de mi amiga en ese tiempo. Imaginaba que me la volvería a encontrar en el teatro alguno de esos días, cuando alguna compañía presentara un recital de ópera de nuevo. 

Deambulando sin rumbo, esperando a que comenzara la función, pasé por delante del palco en el que mi amiga solía estar y vi dentro, en lugar de a aquella mujer, a dos hombres que charlaban  amigablemente. Sin querer escuché su conversación. El primero comentaba que había tenido suerte, que llevaba mucho tiempo intentando conseguir el abono de un palco y que por fin lo había conseguido.

 - Si - contestó el otro - Este palco ha quedado libre.. Es extraño. Nunca creí que esa mujer renunciara a ver sus óperas.Es una gran aficionada, y con su aspecto y carácter no la veo en el patio de butacas. Parecen que han anulado su abono ¿sabes por que ha sido?

-Ni idea pero, con una mujer tan rara como esa cualquiera sabe.

Hoy he sabido la causa de esa ausencia y que esa sería para siempre. En un momento de su juventud Su mente se quebró, hundiéndola en un mundo personal y oscuro, donde la ópera era el único punto de luz que la iluminaba. Las noches de estreno, se ponía sus mejores galas, se escabullía de su casa entre las sombras y se dirigía al teatro, al palco que su familia había abonado para ella, y desde allí, veía las representaciones.

Pero aquella noche en la que no apareció al último estreno, algo le hizo cambiar de idea. Se estrenaba " La Traviatta" y ella, posiblemente en un arrebato de locura, decidió convertirse en Violeta y emular su acto final, dejando este mundo para siempre.

He salido del teatro me he dirigido al local donde terminábamos aquellas noches en las que disfrutábamos de la ópera y de nuestra mutua compañía. He pedido una copa de champán y he hecho un solitario brindis por mi amiga, por mi Dama de Las Camelias.


Mari Carmen Fernández González 30 - 1 - 2021







miércoles, 4 de noviembre de 2020

LA MUJER DEL SITAR

 Sita estaba entusiasmada viendo como en el rostro de su padre se reflejaba la felicidad. Había pasado por la orfebrería y, con lo que había conseguido ahorrar en las últimas semanas con su rickshaw, había comprado una pequeña copa de plata para así, aumentar la dote de su hija y que esta pudiese casarse sin problemas.

salió corriendo de su humilde hogar para reunirse con su prometido y enseñarle la nueva adquisición para su ajuar pero, de pronto el cielo comenzó a oscurecerse, lo que indicaba que el monzón estaba a punto de llegar. Corrió hacia su casa pues, tenía que prepararse para la inminente llegada de este.

El monzón llegó y no tuvo piedad con la aldea. El viento y la lluvia la azotaron sin piedad, provocando inundaciones y una devastación total en aquella humilde aldea, lo que provocó una gran cantidad de pérdidas, tanto en vidas como en bienes materiales.

Cuando, por fin el monzón pasó, Sita, junto con su familia, pudieron ver lo que habían perdido. Por fortuna, todos estaban bien y su casa, aunque con graves daños, todavía se mantenía en pie, pero el rickshow de su padre, su único medio de subsistencia, había quedado destrozado, lo que significaba que la familia había quedado sin recursos, condenándolos a la miseria total.

Sita entonces comprendió lo que esto significaba para ella; para su padre no solo sería imposible mantener a su familia, sino que tampoco seria capaz de aumentar la dote de Sita, incluso tendría que vender todo lo que había conseguido reunir con el esfuerzo de muchos años, para así conseguir recursos para alimentar a su familia, pero eso significaba que esta perdería su dote y sin ella, seria imposible poder mantener su compromiso, ni siquiera poder casarse algún día.

Con todas sus esperanzas perdidas, Sita comenzó a andar sin rumbo fijo, alejándose de la devastación que la rodeaba y sus pasos la llevaron hasta una zona montañosa que se extendía cerca de su aldea donde, de pequeña, jugaba con sus hermanos y amigos.

Aquellas montañas estaban plagadas de cuevas Una leyenda contaba que entre esas cuevas, estaba la entrada al mundo de los dioses y que esa entrada estaba custodiada por un guardián, que la protegía de la visita de intrusos, pero ella había jugado allí  desde pequeña y había entrado y salido de cada una de esas cuevas y nunca había encontrado en ellas nada extraño y mucho menos mágico o sobrenatural.

Una vez allí, se sentó a descansar sobre una piedra .De repente escuchó algo extraño. Hasta sus oídos llego una especie de extraña melodía que no pudo reconocer. Decidió seguir aquel sonido y descubrir de donde venía, descubriendo la entrada de una cueva que le pareció peculiar. No la reconocía y no le era para nada familiar y decidió entrar en ella para calmar su curiosidad, pues se dio cuenta de que aquella música venía de dentro de la cueva.

Cuando entró en ella, su sorpresa fue mayúscula. La cueva se abría en un gran salón donde, al fondo, una hermosa mujer, vestida con lujosas ropas y joyas, estaba sentada sobre una piedra, cubierta de riquísimas telas, tocaba un sitar, del cual arrancaba las maravillosas notas de aquella extraña canción, que había escuchado momentos antes y rodeándola, había una serie de extrañas flores que brillaban, iluminado la estancia y que al sonido de aquel maravilloso instrumento, refulgían, convirtiendo aquella cueva en un ascua de luz.

Sita miraba aquello maravillada. Sorprendida no pudo pronunciar palabra, entonces la mujer dejó de tocar el instrumento que sostenía entre sus manos y se dirigió su mirada hacia la joven.

-¿Que deseas?- le preguntó - Si has llegado hasta aquí, es porque tu corazón anhela algo con tanta fuerza, que los hados te han traído hasta mi. Haz tu petición.

Sita, por fin pudo articular palabra y preguntó:

-¿Quien eres?

-Soy la mujer del sitar y tengo la facultad de conceder a los hombres aquello que mas desean ¿Qué deseas tú?

-No deseo nada para mi - le contestó Sita.

-Pero si para otros - dijo la mujer - Puedo concedértelo pero ¿Qué me darás a cambio?

-No tengo nada que ofrecerte, al menos, nada de valor.

-Seguro que si. Dimes lo que deseas y ya te pediré a cambio algo acorde con lo que me pidas.

La joven contó a la mujer cual era su deseo. Le comentó los estragos que el monzón había causado en su aldea, como había acabado esta, como había acabado con la vida y las ilusiones de muchas familias y le contó su deseo. Deseaba que el tiempo pudiera volver atrás, que el monzón hubiera pasado de largo, hubiese respetado la aldea y que todo fuese como antes.

-Todo el que viene aquí me pide riquezas y poder. Tú eres la primera persona  que no me pides nada para ti solo para los demás. Pides el bien para tu aldea y para todos los que conoces, asegurando su bienestar y prosperidad. Te concedo lo que me pides y a cambio solo te pediré una flor. La joven salió de la cueva y buscó por aquellos parajes una flor, con la que cumplir su pago a la mujer. Le fue difícil pero consiguió encontrarla. se la llevó a la mujer y esta la colocó junto a las demás que adornaban su trono. La flor comenzó a refulgir como las demás.

-Te concedo tu deseo - le dijo.

La joven despertó. se había quedado dormida sobre aquella roca, cansada después de tanto caminar. Se levantó y se dirigió hacia su hogar con tristeza, recordando la devastación a la que tendría que enfrentarse de nuevo. Pero cual sería su sorpresa cuando, al llegar a la aldea, la encontró en pie, como si nada hubiera pasado, como si el monzón  y su devastación solo hubiese sido un mal sueño. Sus vecinos seguían con sus vidas como siempre. 

Vio como su padre llegaba de la ciudad arrastrando su rickshow y la buscaba con la mirada . Se acercó a ella y extrajo de su dhoti una pequeña cucharilla de plata:

-Hoy he tenido un buen día. He tenido buenas propinas -Sita se abrazó a su padre inmensamente feliz.

Al cabo de algunos meses, Sita junto a su familia, se desplazó a la ciudad para dar gracias a los dioses por su protección frente al monzón. Al entrar en el templo, Sita vio por primera vez las imágenes que representaban a los dioses y se quedó impresionada por su belleza, pero su sorpresa fue mayúscula cuando sus ojos se posaron sobre la imagen de Shiva, pues en ella reconoció a la mujer del sitar.

Mari Carmen Fernández González.        4 - 11 - 2020




viernes, 25 de septiembre de 2020

LA DUEÑA DE MI CORAZÓN

 Y allí estaba. alegre y feliz al fin. Su cabello brillando al sol. Sonreía y jugaba con sus sobrinos como si nada hubiese pasado, como si aquellos años que había pasado postrada en cama, disfrutando de la vida solamente a través de la ventana de su habitación, nunca hubiese existido. Por fin era una persona totalmente despreocupada y feliz.

Y sobre todo sana. Su vida hasta ahora no había sido fácil. Había estado marcada por la enfermedad y yo había sido testigo de ello.

Viví desde la distancia como su cuerpo se iba deteriorando poco a poco y como su vida se convertía en una rutina de visitas al médico y reposo.

Necesitaba un corazón y lo necesitaba con urgencia. El suyo, posiblemente de tanto amor como ofrecía, estaba cansado y no funcionaba bien ya pesar de su juventud, vivía una vida retirada y gris, pues su estado no le permitía vivir la vida que necesitaba y merecía.

Para mí era una verdadera tortura verla así. Nos conocíamos casi desde que éramos niños y desde el primer momento, entre nosotros se estableció un fuerte vínculo que llegó a hacerse irrompible y que, por mi parte, llegó a convertirse en un profundo amor, aunque ella nunca llegó a saberlo.

Pero el destino nos tenía algo preparado que ninguno de los dos podríamos imaginar. Este nos uniría para siempre cuando, hace unos meses, mi vida dio un vuelco inesperado.

De vuelta de mi trabajo hacia casa, mi automóvil se paró de repente en mitad de la carretera. Era imposible conseguir que arrancase de nuevo, por mas que lo intentase. Decidí salir del coche y mirar en el motor para ver si veía en él algo extraño, aunque mis nociones de mecánica son bastante limitadas. Me apee del automóvil y de repente, todo mi mundo se volvió del revés. Una fuerte luz me cegó seguida de un golpe sordo. El tiempo parecía pasar muy lentamente y toda mi vida se mostraba ante mis ojos.

Ruido de sirenas, caos y dolor. Luces y caras extrañas me rodeaban hasta que de momento, todo se convirtió en oscuridad y paz.

Hoy estoy aquí, viendo como la mujer a la que amo y amaré siempre, vive sana y feliz, una vida a la que siempre tuvo derecho y de la que nunca pudo disfrutar, gracias a una parte de m ser, a un trozo de mi que ha permitido su libertad y su felicidad. Ha sido mi último regalo y hoy por fin puedo decir que ella verdaderamente es la dueña de mi corazón.


Mari Carmen Fernández Gonzáles              26 - 9 -2020







martes, 8 de septiembre de 2020

BALCONES DE CÁDIZ

A través de sus balcones,podemos hacer un recorrido por la historia de Cádiz. Podemos encontrar balcones de estilo barroco,neoclásico o contemporáneo, sin olvidar el estilo modernista.
Algunos de estos balcones son de gran originalidad, como por ejemplo aquellos que presentan en la parte inferior de sus herrajes, una especie de curva semicircular,que sobresale hacia delante, en la estructura del propio balcón. Esta estructura tan curiosa que presentan estos balcones, tenían como finalidad, el hacer más fácil y cómodo a las señoras asomarse a ellos pues, en la época en la que se utilizaban este tipo de herrajes, las señoras usaban miriñaques en sus faldas, lo que les impedía poder asomarse a ellos sin dificultad.
En los balcones cerrados, también llamados en Cádiz "cierros", el diseño y la originalidad son patentes. Esto se enfatizaba con el uso de cristales de colores que aumentaban la belleza de dichos cerramientos.
En estos balcones cerrados o cierros, podemos encontrar ejemplos de balcones con ángulos de gran complejidad de factura en esta época, que permitían ampliar el ángulo de visión, dotando de cristal el lateral de dichos cerramientos.




viernes, 4 de septiembre de 2020

LA CASA DEL PIRATA

Cuenta la leyenda que una vez en Cádiz una pareja que, a pesar del amor que se tenían, su unión parecía imposible, a causa de la falta de fondos que no les permitían contraer matrimonio.
Por este motivo, el novio decidió embarcar hacia las Américas para así hacer fortuna, prometíéndole a su amada volver tan  rico,  que la cubrirla de oro de la cabeza a los pies.
La joven novia esperaba el regreso de su enamorado día tras día hasta que un aciago día, llegó la noticia de que el barco en el que navegaba su enamorado, había naufragado y que se le daba por muerto, pero ella nunca perdió la esperanza y seguía esperando a que cumpliera su promesa.
Pasado algún tiempo, el joven volvió rico, tal y como había prometido. Le contó a su esposa como el barco en el que iba, había naufragado, que él se había salvado, llegando a una isla y que había hecho su fortuna mediante la piratería. También le dijo que tenía más riquezas guardadas en la isla donde había llegado tras su naufragio y que tenía pensado volver para recuperarlas.
Su esposa, temerosa de que la historia pudiera volver a repetirse, le rogó que no volviera a embarcarse.
Pero el marido echaba de menos la vida en el mar y por ello su esposa, mandó construir una casa semejante a un galeón y con una torre mirador que le permitiese ver el mar.
Pero ella murió y el esposo decidió cumplir su promesa y la enterró dentro de la casa, cubierta de oro.
La noticia se extendió por Cádiz, llegando a oídos de un par de ladronzuelos que, cegados por el brillo del oro, decidieron entrar en la casa y profanar la tumba de la mujer para saquear el oro que, en teoría, se encontraba en ella. El marido descubrió a los dos rateros y los mató allí mismo.
Detrás de la leyenda, encontramos la historia de este edificio.
Este edificio fue mandado a construir por un comerciante rico del S XVIII.. De estilo isabelino, su interior está decorado de manera que asemeja un galeón, destacando su extraordinaria escalera, por las que se accede a las torres mirador, además de el impresionante techo, situado en el salón de baile, realizado por Albarzuza, autor también del mural que cubre el techo del Gran Teatro Falla.



martes, 1 de septiembre de 2020

EL PETIRROJO

Trastabillando entre las rocas Gabriel, mas conocido como el Petirrojo, corría a duras penas por la playa junto a sus compañeros, intentando salvar la mayor parte del contrabando que habían desembarcado, antes de que la patrulla costera los descubriesen y tuvieran que huir.
Habían recogido prácticamente la totalidad del cargamento cuando, en la noche, se oyó la señal del vigía que les avisaba de que la guardia se acercaba y que había que desaparecer. No había tiempo, si la guardia los apresaba, no solo perderían el cargamento, sino que también se enfrentarían a una pena de cárcel, que ninguno estaba dispuesto a asumir.
Corrieron hacia los acantilados para alejarse de la playa lo más pronto posible, pero ya era inútil. La guardia apareció rápidamente, consiguiendo apresar a casi todos. Entre los que pudieron ponerse a salvo, se encontraba el Petirrojo.
Corrió hacia los acantilados e intentó ponerse a salvo escalando por ellos, pero era imposible, eran demasiado escarpados.
Decidió buscar refugio entre las rocas y descubrió una pequeña cueva que se abría dentro del acantilado y no se lo pensó dos veces. La cueva era un buen refugio, pues estaba camuflada entre las rocas y no era visible desde la playa. Desde allí, el contrabandista pudo ver como sus compañeros eran apresados por la guardia y esto le llenó de rabia y dolor.
Abatido, se alejó de la entrada de la cueva y miró a su alrededor. su refugio consistía en una cavidad estrecha, que se abría en una especie de sala, donde había un lago, que cubría casi la totalidad del suelo de la cueva y estaba bañada por una luz extraña, que le daba a ese lugar un aspecto casi irreal, pero que lo llenaba de una sensación de paz y armonía que era incapaz de describir.
Se adentró en aquella caverna, pues sabía que tendría que pasar la noche allí, ya que la guardia costera seguiría en la playa y, seguramente, seguirían buscándolo, por lo tanto, intentaría pasar la noche lo más cómodamente posible y esperar a la mañana siguiente para poder escabullirse sin ser visto.
Se sentó en la zona arenosa que se extendía a lo largo de la orilla de aquel lago y se dispuso a descansar, entonces algo le sobresaltó. Había alguien mas en aquella cueva. Sus sentidos, acostumbrados a mantenerse alerta, le avisaron de que podía haber algún peligro. Buscó con mirada a su alrededor y descubrió, junto a unas rocas, la imagen de una mujer .
Era una mujer joven y muy bella. No parecía ni sorprendida ni asustada por su presencia y daba la sensación de que había hecho de aquella cueva su hogar.
El petirrojo extrañado, se acercó a ella y le preguntó quien era ella y que hacia en aquella cueva.
La joven le contestó que aquel era su hogar desde hacia bastante tiempo , que en algún momento, buscó refugio en aquella cueva, quedando atrapada por la marea y no pudo salir.
- ¿Cuanto tiempo llevas aquí? -le preguntó el Petirrojo.
-Mucho- contestó la joven.
-Pero ¿por que no has intentado salir cuando bajó la marea?- volvió a preguntar el Petirrojo.
-Porque no necesito que la marea esté baja. Necesito que la marea esté alta para poder salir. Pertenezco al mar y solo él puede liberarme.
Le explicó entonces que era una ninfa del mar y como una tormenta la había arrastrado hacia esas costas y que había encontrado refugio en aquella cueva bajo el mar, hasta que la tormenta pasara pero, una vez que esta pasó, el mar se retiró dejando la cueva al descubierto y a ella varada en aquella cueva sin posibilidad de salir y que hubiese muerto si no hubiera sido por el lago de agua salada que allí se formaba,
El contrabandista escuchó su historia y no daba crédito ¿una ninfa del mar? ¿allí en una cueva y aislada de su elemento? . era algo que no podía creer. Seguramente aquella joven estaba burlándose de él pero ¿por que razón? y ¿que hacia ella allí?. Estaba distraído en esos pensamientos cuando de pronto sintió un chapoteo, miró hacia el estanque y vio que la joven se había metido en el agua y su sorpresa fue mayúscula al descubrir que el cuerpo de la joven brillaba en el agua y que se volvía casi transparente. Parecía diluirse y volverse uno con el agua de mar que cubría el suelo de aquella extraña caverna.
-¿Quien eres?- preguntó intentando entender lo que estaba ocurriendo.
-Ya te lo dije. Soy una ninfa del mar pero tú no quisiste creerme.
Por fin el Petirrojo tuvo que rendirse a la evidencia y aceptar que lo que aquella joven le había contado era cierto.
Pasó la noche, la mañana y al tarde del día siguiente y el Petirrojo seguía en la cueva , no podía salir de ella o, mejor dicho, no podía escapar de ella pues la imagen y el misterio de aquella mujer le había hechizado y se sentía incapaz de separarse de ella. Se había enamorado perdidamente y ni nada ni nadie habria podido arrancarlo de aquel lugar, ni siquiera el contrabando por el que tanto se había arriesgado y que permanecía abandonado en la entrada de aquella cueva.
Pero aquella noche su enamorada le comunicó algo que cambiaría su futuro para siempre.
-Hoy es un día especial. La marea subirá bastante y llegará hasta el nivel de esta cueva que se inundará y eso me permitirá salir de aquí y volver con los míos. Deberías irte pues si te quedas, esa inundación podría ser tu final.

El joven contrabandista sintió que su corazón se desgarraba. Por primera vez fue consciente de que le amor que sentía por aquel ser era algo imposible pues, aunque intuía que aquel amor no tenía futuro , nunca quiso aceptarlo, pero ahora la realidad le golpeaba con fuerza.
_ No quiero separarme de tí. Te amo y me gustaría pasar el resto de mi vida contigo. se que no es posible pero aun así, haría todo lo que fuese necesario para conseguirlo.
-¿De verdad que harías todo lo que fuese necesario para conseguirlo? Si tanto lo deseas hay una posibilidad pero tendrías que renunciar a todo lo que tienes y a todo lo que eres.
- No me importar.Haría  todo lo que fuese necesario par conservarte a mi lado.
-Entonces, cuando suba la marea vendrás conmigo y atravesaremos el mar hasta llegar a mi mundo.
La marea fue subiendo y, poco apoco,fue inundando aquella cueva.
El agua fue cubriendo el cuerpo de los dos amantes hasta que quedaron totalmente sumergidos en ella. La joven cogió la mano de su amado y comenzó a nadar, arrastrando el cuerpo de su amado fuera de la cueva e internándose en el mar. El Petirrojo notaba como el mar se convertía en su mundo, se sentía ligero formando parte de él y junto a su amada, nadaron hasta lo más profundo del mar.
Después de varios días de una búsqueda infructuosa,tanto del Petirrojo como del cargamento de contrabando, la guardia costera abandonó la búsqueda, puesto que se esperaba una fuerte marea que inundaría la playa en pocos días. Cuando la marea pasó, volvieron a la playa, descubriendo una serie de bultos, que la marea habia sacado de lo que parecía una cueva oculta entre las rocas.
Decidieron entrar en ella y descubrieron dentro el resto del alijo del Petirrojo y algo más; al fondo de la cueva estaba el cuerpo del Petirrojo sobre el suelo arenoso.

Mari Carmen Fernández González       1- 9 2020