sábado, 18 de abril de 2015

SOFÍA




Pablo salió de la cafetería. Se abrochó su abrigo y, con las manos en los bolsillos, se dirigió calle abajo alejándose de aquél lugar. Acababa de quedar para tomar un café con la que hasta ese momento había sido su novia para enterarse, sin sospecharlo siquiera, que ella había decidido terminar su relación. Medio entristecido medio aliviado continuó caminando pensando en aquella relación que no había llegado a nada, cuando de repente tropezó con alguien. El golpe hizo que la otra persona se tambalease y hubiese caído al suelo, si Pablo no la hubiese sujetado, al mirarla se dio cuenta de que era una joven.
-¡Uf! Lo siento iba distraído.
-No se preocupe, yo también iba con prisa y tampoco le he visto.
-Soy Pablo.
-Yo soy Sofía.
La chica era atractiva y parecía simpática. Decidió que sería interesante conocerla. Además en esos momentos necesitaba desconectar y no pensar en el desengaño que acababa de sufrir y esa chica le pareció la excusa  perfecta. Decidió invitarla a tomar un café a lo que ella aceptó.
Pablo, a medida que la iba conociendo más se interesaba por  ella. Le  agradaba cada vez más y la consideraba de lo más interesante a medida que el tiempo pasaba, por lo que sería agradable  mantener con ella una relación al menos de amistad y volvió a quedar con ella.
Estas citas fueron haciéndose cada vez más frecuentes y Pablo poco a poco se fue sintiendo cada vez más atraído por Sofía tanto que pronto llegó al punto en que se dio cuenta de que le encantaba estar con ella y que la echaba muchísimo de menos cuando estaban separados. Un día decidió liarse la  manta a la cabeza y cuando se encontraron, como todas las tardes, en la cafetería de siempre a tomar un café después del trabajo, Pablo le declaró a Sofía sus sentimientos.
Con el alma en pie, Pablo esperó la reacción de Sofía. Esta, al escuchar la proposición de Pablo, levantó lentamente los ojos de su taza de café y clavó su mirada en los ojos de su acompañante. Pablo no sabía a qué atenerse. Le devolvió la mirada a la chica y vio en sus ojos un reflejo de sonrisa y escuchó como esta aceptaba su proposición de ir a vivir juntos.
Así lo hicieron. Su relación era perfecta. Se amaban tanto que pasaban la mayor parte del tiempo que tenían libre juntos en su apartamento charlando, riendo o haciendo el amor. Todo iba de maravilla entre ellos pero no así con todo lo demás. La relación de Pablo con su familia y amigos empezó a deteriorarse, pues no comprendían su relación con Sofía. Decían que tenía que aceptarlo, pasar página y seguir su vida. Pablo no entendía a que se referían. Su relación con Sofía iba muy bien, no había  sido más feliz en su vida y se sentía pleno. Decidió dejar a un lado su mundo anterior y compartir su vida solamente con Sofía.
Así fueron pasando los meses y un día alguien llamó a su puerta. Su sorpresa fue mayúscula cuando tras ella, encontró a su hermano Miguel. Hacía mucho tiempo que no se veían pues, por motivos de trabajo vivan en ciudades diferentes. Le invitó a pasar y vio en su rostro que algo grave pasaba. Miguel miró a su hermano con mirada grave y le preguntó:
-Pablo ¿Por qué no salimos a dar un paseo?
-está bien- contestó su hermano –pero antes avisare a Sofía de que me marcho de casa.
-No hace falta que hagas eso Pablo,  Sofía no está aquí.
-como que no. Mírala está ahí junto a la ventana, mirándonos.
Allí no hay nadie Pablo, Sofía no está, Sofía murió en un accidente de tráfico hace un mes.
-No puede ser, Sofía está ahí, Mírala.
Se volvió hacia el lugar donde sabía que la encontraría y lo que vio fue demoledor. Sofía estaba allí, de pie, mirándole fijamente pero sus ropas, poco a poco se fueron cubriendo de sangre y su cuerpo de heridas, de sus ojos escapó una lágrima que corría por su mejilla.
Pablo,  conmocionado, se acercó a ella y con su mano enjugó esa lágrima. Sofía cogió su mano y la aparto de su rostro con cariño, acercó sus labios a los suyos y le besó con un beso que sabía a despedida, Su mano se fue deslizando de la suya y poco a poco se fue alejando mientras su imagen se desvanecía.
El golpe para Pablo fue demoledor. No podía ser cierto. Ese mes lo habían pasado juntos en aquella casa donde habían compartido tanto y habían sido tan felices. No quería creer a su hermano pero tenía que rendirse a la evidencia, la mujer que amaba estaba muerta y su amor era imposible, sin esperanza pero aun así, el la amaría y esperaría siempre.

Mari Carmen Fernández González   17 - 4 - 2015







domingo, 12 de abril de 2015

MIEDO



Mis ojos se abrieron de repente. Mi corazón latía a tal velocidad que parecía que iba a salírseme del pecho. Un sudor frío comenzó a correr por mi espalda, haciendo que todos mis sentidos se pusieran alerta. Algo había ocurrido, algo extraño que me había sobresaltado de tal manera que incluso, me había despertado de mi sueño.
En mi habitación todo estaba tranquilo y nada parecía fuera de lugar.   La luz de la calle seguía filtrándose a través de las cortinas que cubrían las ventanas de mi cuarto, impidiendo que la oscuridad de la noche lo inundase por completo y todo parecía en su lugar pero yo sabía que algo no andaba bien, aunque no era capaz de descubrir que era.
Me levanté de la cama, intentando recordar. Algo me había despertado de forma violenta pero no sabía que, quizás un ruido o alguna luz pero en la casa no había nadie más que yo y en la calle era muy poco probable pues, en aquellas horas solía estar casi desierta y apenas pasaban coches. Decidí volver a la cama pensando que habría sido una pesadilla e intenté volver a dormirme pero me era imposible conciliar de nuevo el sueño, algo me lo impedía. Intenté relajarme turbándome boca arriba sobre mi cama y fijé los ojos en la ventana. De repente la habitación pareció oscurecerse. Pensé que el cielo podría haberse nublado, tapando la luna y mitigando su luz pero no era así, el tiempo estaba totalmente despejado y en el cielo no había ni una nube. Poco a poco esa oscuridad fue creciendo, extendiéndose por la habitación como si fuese humo y haciéndose cada vez  más densa y más pesada, cayó sobre mí, aprisionando mi cuerpo contra el colchón e impidiéndome moverme.
Mi respiración se volvió agitada. El miedo me impedía reaccionar, no podía moverme ni pensar con claridad, algo me atenazaba y me empujaba hacia abajo, hundiéndome en el colchón y aplastándome hasta el punto de impedirme respirar. Intenté con todas mis fuerzas gritar pero en mis pulmones no había bastante  aire y mi garganta estaba seca por el terror.
La angustia era abrumadora. Era imposible luchar pero yo lo intentaba con desesperación cuando aterrada sentí con sorpresa, como de mi garganta salía un grito y conseguía liberar mis brazos de esa fuerza aterradora.
Crucé mis brazos sobre mi cara, tapándome los ojos con ellos. Así estuve no sé cuánto tiempo hasta que, por fin tuve el valor de retirarlos y volver a abrir los ojos. Todo estaba como siempre, por la ventana volvía a entrar la luz de la luna, la pesadilla había pasado.






FACTORIAS DE SALAZÓN DE CÁDIZ

salazon




PALACIO DE LA DIPUTACIÓN DE CÁDIZ

Este palacio fue construido entre 1770 y 1784 según el diseño de Juan Caballero como sede de Aduana. Por su carácter monumental, fue elegido Sede de la Regencia durante el asedio napoleónico y más tarde, sirvió de residencia a Isabel II durante su visita a Cádiz.
En 1978 se constituyó en su salón regio la Junta de Andalucía.
Es un edificio concebido con la sobriedad del academicismo castrense, con planta rectangular, organiza sus dependencias en torno a dos patios cuadrangulares. En el exterior, su fachada se articula mediante pilastras gigantes de fuste estriado entre las que se abren vanos rematados por frontones.
Entre las dependencias interiores destaca el Salón Regio, realizado en 1868 con motivo de la visita de la reina Isabel II. Está profusamente decorado con elementos de talla de Juan Rosado y de Juan Bautista Vivaldi. Frente a una de sus fachadas, se encuentra un monumento a la Virgen del Rosario, levantado tras el maremoto de 1755.
El Claustro de Exposiciones es un amplio espacio expositivo, que alberga exposiciones de diversa índole, enfocadas a un inportante sector de público, que acoge muestras de muy diversa índole tanto de artes plásticas, de tipo temático, biográficas o de carácter didáctico.


LA CASA DEL ALMIRANTE

Casa noble, actualmente en proceso de restauración,levantada en el céntrico barrio del Pópulo, en el último cuarto del siglo XVIII por el almirante Diego de Barrios.
En ella se conjugan la arquitectura tradicional gaditana y la de estilo italiano, que se impusieron en Cádiz en esa época.
Edificio de planta rectangular y alzado de cuatro plantas, presenta en los ángulos de su fachada principal dos torres miradores que están consideradas las más antiguas de la arquitectura civil gaditana. Su disposición interior está centrada en un patio en torno al cual se distribuyen las diferentes dependencias. La zona baja se destinaba a almacén. La segunda a oficinas y la noble a residencia de los propietarios. La cuarta y última, se destinaba al alojamiento de la servidumbre.
el patio, de planta rectangular, ofrece en tres de sus lados, galerías que descansan en arcos de medio punto sobre columnas de capitel toscano, realizado en mármol rojizo de Génova, correspondiéndose el cuarto con un muro medianero en el que se abren balconadas a la altura de la primera planta.
El acceso a la primera planta se realiza a través de una monumental escalera en mármol con barandal de caoba torneada y bóveda ovalada decorada con yeserias.
En las distintas dependencias se conserva el techo origina con vigas de madera en todas menos en la que se abre a la fachada principal, que se cubre con un cielo raso de yeso en cuyo centro aparece pintado al fresco el escudo de armas de la familia.
En su exterior destaca la fachada principal con su monumental portada realizada en mármoles rojizos de diferentes tonalidades importados de Génova.