Trastabillando entre las rocas Gabriel, mas conocido como el Petirrojo, corría a duras penas por la playa junto a sus compañeros, intentando salvar la mayor parte del contrabando que habían desembarcado, antes de que la patrulla costera los descubriesen y tuvieran que huir.
Habían recogido prácticamente la totalidad del cargamento cuando, en la noche, se oyó la señal del vigía que les avisaba de que la guardia se acercaba y que había que desaparecer. No había tiempo, si la guardia los apresaba, no solo perderían el cargamento, sino que también se enfrentarían a una pena de cárcel, que ninguno estaba dispuesto a asumir.
Corrieron hacia los acantilados para alejarse de la playa lo más pronto posible, pero ya era inútil. La guardia apareció rápidamente, consiguiendo apresar a casi todos. Entre los que pudieron ponerse a salvo, se encontraba el Petirrojo.
Corrió hacia los acantilados e intentó ponerse a salvo escalando por ellos, pero era imposible, eran demasiado escarpados.
Decidió buscar refugio entre las rocas y descubrió una pequeña cueva que se abría dentro del acantilado y no se lo pensó dos veces. La cueva era un buen refugio, pues estaba camuflada entre las rocas y no era visible desde la playa. Desde allí, el contrabandista pudo ver como sus compañeros eran apresados por la guardia y esto le llenó de rabia y dolor.
Abatido, se alejó de la entrada de la cueva y miró a su alrededor. su refugio consistía en una cavidad estrecha, que se abría en una especie de sala, donde había un lago, que cubría casi la totalidad del suelo de la cueva y estaba bañada por una luz extraña, que le daba a ese lugar un aspecto casi irreal, pero que lo llenaba de una sensación de paz y armonía que era incapaz de describir.
Se adentró en aquella caverna, pues sabía que tendría que pasar la noche allí, ya que la guardia costera seguiría en la playa y, seguramente, seguirían buscándolo, por lo tanto, intentaría pasar la noche lo más cómodamente posible y esperar a la mañana siguiente para poder escabullirse sin ser visto.
Se sentó en la zona arenosa que se extendía a lo largo de la orilla de aquel lago y se dispuso a descansar, entonces algo le sobresaltó. Había alguien mas en aquella cueva. Sus sentidos, acostumbrados a mantenerse alerta, le avisaron de que podía haber algún peligro. Buscó con mirada a su alrededor y descubrió, junto a unas rocas, la imagen de una mujer .
Era una mujer joven y muy bella. No parecía ni sorprendida ni asustada por su presencia y daba la sensación de que había hecho de aquella cueva su hogar.
El petirrojo extrañado, se acercó a ella y le preguntó quien era ella y que hacia en aquella cueva.
La joven le contestó que aquel era su hogar desde hacia bastante tiempo , que en algún momento, buscó refugio en aquella cueva, quedando atrapada por la marea y no pudo salir.
- ¿Cuanto tiempo llevas aquí? -le preguntó el Petirrojo.
-Mucho- contestó la joven.
-Pero ¿por que no has intentado salir cuando bajó la marea?- volvió a preguntar el Petirrojo.
-Porque no necesito que la marea esté baja. Necesito que la marea esté alta para poder salir. Pertenezco al mar y solo él puede liberarme.
Le explicó entonces que era una ninfa del mar y como una tormenta la había arrastrado hacia esas costas y que había encontrado refugio en aquella cueva bajo el mar, hasta que la tormenta pasara pero, una vez que esta pasó, el mar se retiró dejando la cueva al descubierto y a ella varada en aquella cueva sin posibilidad de salir y que hubiese muerto si no hubiera sido por el lago de agua salada que allí se formaba,
El contrabandista escuchó su historia y no daba crédito ¿una ninfa del mar? ¿allí en una cueva y aislada de su elemento? . era algo que no podía creer. Seguramente aquella joven estaba burlándose de él pero ¿por que razón? y ¿que hacia ella allí?. Estaba distraído en esos pensamientos cuando de pronto sintió un chapoteo, miró hacia el estanque y vio que la joven se había metido en el agua y su sorpresa fue mayúscula al descubrir que el cuerpo de la joven brillaba en el agua y que se volvía casi transparente. Parecía diluirse y volverse uno con el agua de mar que cubría el suelo de aquella extraña caverna.
-¿Quien eres?- preguntó intentando entender lo que estaba ocurriendo.
-Ya te lo dije. Soy una ninfa del mar pero tú no quisiste creerme.
Por fin el Petirrojo tuvo que rendirse a la evidencia y aceptar que lo que aquella joven le había contado era cierto.
Pasó la noche, la mañana y al tarde del día siguiente y el Petirrojo seguía en la cueva , no podía salir de ella o, mejor dicho, no podía escapar de ella pues la imagen y el misterio de aquella mujer le había hechizado y se sentía incapaz de separarse de ella. Se había enamorado perdidamente y ni nada ni nadie habria podido arrancarlo de aquel lugar, ni siquiera el contrabando por el que tanto se había arriesgado y que permanecía abandonado en la entrada de aquella cueva.
Pero aquella noche su enamorada le comunicó algo que cambiaría su futuro para siempre.
-Hoy es un día especial. La marea subirá bastante y llegará hasta el nivel de esta cueva que se inundará y eso me permitirá salir de aquí y volver con los míos. Deberías irte pues si te quedas, esa inundación podría ser tu final.
El joven contrabandista sintió que su corazón se desgarraba. Por primera vez fue consciente de que le amor que sentía por aquel ser era algo imposible pues, aunque intuía que aquel amor no tenía futuro , nunca quiso aceptarlo, pero ahora la realidad le golpeaba con fuerza.
_ No quiero separarme de tí. Te amo y me gustaría pasar el resto de mi vida contigo. se que no es posible pero aun así, haría todo lo que fuese necesario para conseguirlo.
-¿De verdad que harías todo lo que fuese necesario para conseguirlo? Si tanto lo deseas hay una posibilidad pero tendrías que renunciar a todo lo que tienes y a todo lo que eres.
- No me importar.Haría todo lo que fuese necesario par conservarte a mi lado.
-Entonces, cuando suba la marea vendrás conmigo y atravesaremos el mar hasta llegar a mi mundo.
La marea fue subiendo y, poco apoco,fue inundando aquella cueva.
El agua fue cubriendo el cuerpo de los dos amantes hasta que quedaron totalmente sumergidos en ella. La joven cogió la mano de su amado y comenzó a nadar, arrastrando el cuerpo de su amado fuera de la cueva e internándose en el mar. El Petirrojo notaba como el mar se convertía en su mundo, se sentía ligero formando parte de él y junto a su amada, nadaron hasta lo más profundo del mar.
Después de varios días de una búsqueda infructuosa,tanto del Petirrojo como del cargamento de contrabando, la guardia costera abandonó la búsqueda, puesto que se esperaba una fuerte marea que inundaría la playa en pocos días. Cuando la marea pasó, volvieron a la playa, descubriendo una serie de bultos, que la marea habia sacado de lo que parecía una cueva oculta entre las rocas.
Decidieron entrar en ella y descubrieron dentro el resto del alijo del Petirrojo y algo más; al fondo de la cueva estaba el cuerpo del Petirrojo sobre el suelo arenoso.
Mari Carmen Fernández González 1- 9 2020
Precioso relato!!!
ResponderEliminarCada día te superas mas y siempre me sorprendes.
Estoy deseando leer el siguiente. FELICIDADES MAME