Dichoso aquel que no teme a la vida
ni a la muerte.
Que no teme al peso del amor sobre sus hombros
ni a la dura carga de la entrega de uno mismo.
A identificar amor y dolor.
o a la amarga sorpresa de una pérdida.
A enfrentarse a sus propios miedos
sin saber lo que le espera.
Quien no teme a seguir adelante
tras los reveses que le da la vida.
Mari Carmen Fernández González 8-6-2014
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