Sus brazos se adelantan y sus manos acarician el gatillo, impacientes por apretarlo y a la vez, temerosos de hacerlo. El momento se acerca y por la espalda cae una helada gota de sudor, que delata la tensión que sufren.
De momento, a una señal convenida, ambos disparan. Una nube de humo intenso ciega a los contendientes y un ruido acusador delata su acción. La nube se disipa, el brazo ejecutor se relaja y en el silencio, la muerte acecha.
Mari Carmen Fernández González 18 - 10 - 2014
Mari Carmen Fernández González 18 - 10 - 2014
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