Entre los fragmentos
de su mente rota,
como cristal transparente y frío,
sus recuerdos mueren
y se apagan como rescoldos,
sin luz ni calor
que tras un fuego vivo
se comvierte en cenizas.
Su mente vaga
devanando la madeja de sus sentidos
y a través de su alma,
imagina lo que pudo ser y no fue
añora lo que tuvo y perdió
y hoy perdida,
entre la niebla de sus anhelos,
camina como alma en pena
entre los escombros de sus sueños.
Mari Carmen Fernández 24 9 2014
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