viernes, 7 de febrero de 2014

ÉRASE UNA VEZ....

Un elfo que vivia en un maravilloso bosque. Alli, todas las mañanas cuando amnecía, despertaba a las flores, las saludaba y ellas abrían sus pétalos como si ellas también le saludaran a él. Después se dirigía a su lugar favorito, un pequeño claro en el bosque, cubierto de verde hierba, donde se tendía mirando al cielo y allí veía pasar las nubes. Un día , cuando llegó al claro, vio algo que no había visto nunca. Allí había algo nuevo, algo muy pequeño que destacaba en mitad del claro. Cuando se acercó, se dio cuenta que era una pequeña flor que había nacido allí. El pequeño elfo se acerco a ella y la miró con interés, entonces se dio cuenta de lo bella y maravillosa que era a pesar de ser aún bastante pequeña. El efo decidió cuidar de ella y todos los días se acercaba al claro para dedicarle sus cuidados A medida que pasaban los días, se sentía cada vez más atraido por la flor, que iba creciendo y haciéndose más bella cada día. Cada vez deseaba más que amaneciera un nuevo día para así poder ver a su flor.
Un día cuando se acercó al claro, se dió cuenta de que algo había cambiado. La flor no estaba como siempre. Sus hojas estaban menos brillantes y sus pétalos empezaban a caerse. 
El elfo hizo todo lo que pudo para remediar eso, la regaba y cuidaba cada día,le hablaba y permanecía junto a ella desde que amanecía hasta que se escondía el sol, pero la flor cada vez languidecía mas y el elfo ya no sabía qué hacer para cambiar eso.
Lo intentó todo pero sin el menor resultado, incluso recurrió a las hadas para pedirles un poco de polvos mágicos para intentar salvar a su querida flor.
Las hadas se negaron a dárselo y le comentaron que la naturaleza seguía su curso y que el polvo de hada no podía pararlo. El elfo rogó e imploró y al final, las hadas se apiadaron de él y le entregaron un poco de ese polvo.
El elfo corrió hasta donde estaba la flor que ya tenía sus hojas casi secas y estaba perdiéndo sus pétalos, y la roció con el polvo mágico, pero lo único que consiguió fue que la flor brillara con un reflejo dorado.
El elfo se dio cuenta de que las hadas tenían razón, no se puede parar el curso de la vida, entonces besó a su adorada flor y se tendió bajo ella en la verde hierba hasta que el último pétalo cayó.


MARI CARMEN FERNÁNDEZ 7-2-2014


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