Imposible Volvió a abrir sus ojos. Cómo todos los días, desde hacía no sabía cuánto tiempo, vagaba por las habitaciones vacías de aquella mansión que había sido su hogar, aunque ya no lo sentía como tal. De nuevo un día a amanecía y volvería a anochecer sin que en su existencia ocurriera ningún cambio, pero ese día sería distinto; su vida solitaria y monótona cambiaría de repente. Ese día la mansión, antes vacía y silenciosa, se llenó de vida. Un grupo de personas absolutamente extrañas para él, irrumpió en su tranquila existencia. Le pareció extraño pero no se sorprendió, todo era muy extraño desde hacía demasiado tiempo. Sin ningún interés, veía como aquellas personas entraban en la casa con la seguridad de aquel que entra en su propio hogar. Los miraba con la apatía habitual de aquel que ha perdido la ilusión a través de los años, cuando algo llamó su atención. Entre los extraños que habían invadido su hogar, había una joven. Aunque su belleza no era excepcional, llamó su atención porque sus ojos reflejaban inteligencia y bondad. Esa joven había removido algo en su interior que hacía mucho tiempo que no sentía. Al principio, desde su lugar privilegiado, la observaba sin que ella se diera cuenta de ello y a medida de que el tiempo pasaba, se iba enamorando de ella cada vez más, la observaba y cuidaba de la joven sin que esta se diera cuenta de ello. El tiempo fue pasando y la joven encontró el amor en otros brazos, sin ni siquiera ser consciente del enamorado que tenía en su propia casa. La tristeza lo invadió cuando fue consciente de que su amor era de otro y que ni siquiera podía luchar por él. Se sintió morir y se sorprendió por ello. Era imposible, ya que su vida había terminado siglos atrás.
Mari Carmen Fernández González 29-9-2015